Ésta es la carta que Fabiola Cordova Aldea nos envió ayer 25 de julio:
"Señor Martínez, gracias por su apoyo, me gustaría contarle un poco la historia que nos ocurrió con BN. La verdad que este tema me corroe y me sale de las entrañas la rabia, puesto que dentro de este engaño están en juego sentimientos y la vida de mi padre. Esto ocurrió varios años atrás. Mis abuelos al fallecer (1959) dejaron una propiedad, la que habitaron muchos años los hijos, después que ellos fueron adultos, se casaron, se fueron a trabajar a otras ciudades y en el sitio dejaron viviendo a una de las hermanas que estaba en una difícil situación monetaria. Ella habitó muchos años la propiedad, mi padre jubiló el año 87, momento en que quiso retornar a su pueblo natal, Quilaco, VIII region, pero al momento de visitar a su hermana se encontró con la sorpresa y para ese entonces ya era demasiado tarde, porque ella hizo todo esto el año 1983. Mi padre con sus hermanos pusieron una demanda pero -como era el sistema Judicial Antiguo- se demoró años, la cosa es que el se enfermó, comenzó a decaer y falleció de su enfermedad (cáncer) y de pena, desilusionado. Han pasado varios años y yo he querido retomar el tema. Sé que judicialmente es tarde, pero aún abrigo las esperanzas de lograr algo con esta ley, y aquí, entre nosotros, he soñado mucho con mi padre. No sé si usted cree en esas cosas, pero creo que él todavía sueña con recuperar la casa donde el nació y se crió. Una de las tías ya está agonizando, otra en una mala situación; pero no han podido gozar de lo que por derecho les corresponde. Me llamó la atención, lo que usted dice, sobre la publicación que hizo esta señora, al dar a sus hermanos por muertos. ¿Podré recurrir a esta causa? Gracias nuevamente por su apoyo y comprensión".
Esa es la carta de otra víctima de los sátrapas del Ministerio de Bienes Nacionales, miserables que han causado, con el acto delictual llamado "saneamiento", problemas a muchas personas, incluso la muerte de algunos de ellos.
Si el Ministerio de Bienes Nacionales y la pandilla de inútiles que no hacen nada por cambiar ese miserable Decreto creado por el asesino Pinochet y proseguido por los parias de la Concertación, es lógico que insistamos en denunciar hechos similares a los vividos por doña Fabiola y su familia.
Los miembros de la Cámara de Diputados y del Senado deben pronunciarse en torno al Decreto Delictual y ELIMINARLO.
Desde ahora nuestros esfuerzos seguirán en denunciar a los hampones de Bienes Nacionales y a los miembros del Congreso que no hacen nada para eliminar el Decreto que ha servido sólo para robar y matar personas.
Haremos todo lo posible para denunciar este robo contra las personas comunes y todos los afectados ante organismos internacionales.
José G. Martínez Fernández.
Editor del Blog.
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